En 2019 un grupo de hoteleros de Benidorm buscaba respuesta a la frecuente cancelación de reservas. Las facilidades para los turistas de anular sus habitaciones pocos días antes de su viaje se convertía en un problema para cuadrar números y necesitaban impulsar las tarifas que más interesan al sector, las no reembolsables, en las que el huésped paga parte o todo el coste convenido aunque no aparezca. La búsqueda de una solución a este dilema fue la semilla de FlexMyRoom en 2020, una start-up tecnológica que ha encontrado su oportunidad al conectar el mundo de los viajes y el de los seguros. El año pasado aseguró 200.000 trayectos con una facturación de 1,6 millones de euros, diez veces más que en 2021, y cuenta con una plantilla de 21 personas.
La compañía nació de la mano de Miguel Signes, Pepe Such y Rubén Antón. El primero procede del sector hotelero, el segundo de los seguros y el tercero es un ingeniero que trabajó para Flywire, tercer unicornio español tras Glovo y Cabify. Se conocieron a través de una incubadora de empresa de Benidorm de la mano de Demium y a principios de 2020 constituyeron la start-up —la primera de esta aceleradora, hoy desaparecida—, pero un mes después se toparon con la pandemia. Y con ella un enorme paréntesis para el turismo global que amenazaba su supervivencia. Mientras se planteaban qué hacer, en mayo de 2020 los hoteles Poseidon les rescataron apostando por su producto. Entonces era una tarifa con un seguro que cubría la cancelación si esta se hacía por una causa justificada, de tal manera que el hotel cobraba su tarifa y el cliente recuperaba también su dinero. Aquel mes, la compañía facturó sus primeros 17 euros.
La crisis del coronavirus se convirtió en una oportunidad. La covid cambió la mentalidad del turista medio, que ahora prefería contratar un seguro cuando antes ni lo había pensado. FlexMyRoom cerró su primer ejercicio con números modestos, pero el potencial estaba ahí. El modelo de negocio fue evolucionando poco a poco hasta llegar a su mayor transformación: el desarrollo de tecnología propia que permite incluir seguros —de cancelación y de asistencia en viaje— en las plataformas de reserva que los propios hoteles tienen en sus páginas web. “Los embebemos en sus motores de búsqueda, les da una ventaja diferencial y así potenciamos la venta directa de habitaciones”, explica Jaime Guillot, que ejerció primero de consultor del proyecto en su antiguo puesto en Demium y que desde la pasada primavera es presidente del consejo de administración, puesto ejecutivo que le permite apoyar en las tareas de dirección.
Para el viajero nada cambia a nivel operativo. Realiza la reserva a través de la web del hotel, donde FlexMyRoom ha añadido ya las pólizas dentro de las tarifas, aunque algunos establecimientos prefieren ofertarlo como un extra opcional durante el proceso. Los hoteles buscan así atraer clientes directamente a sus webs para evitar las comisiones que deben pagar por reservas a través de plataformas estilo Booking y, de paso, consiguen diferenciarse de la competencia. ¿Y cuál es el modelo de negocio? “Es un porcentaje de la reserva, así que depende del éxito del hotel: cuanto más vende, más ganamos nosotros”, añade Guillot, que destaca que la póliza se adapta de manera automática si el cliente cambia sus fechas o el número de personas de la reserva. “Y la tecnología también detecta cuando el turista no aparece y tiene tarifa flexible, para no cobrar nada al hotel”, subraya quien explica que la compañía ya trabaja con numerosas aseguradoras y hoteles. Con presencia en países como Portugal, Italia o México, FlexMyRoom busca ganar mercado. “Latinoamérica es nuestro gran objetivo”, reconoce el presidente.
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