Todos los focos de la mayor feria internacional del turismo, Fitur, apuntan en una dirección: Ecuador, protagonista de esta edición. Sin embargo, por el amplio estand donde conviven postales, sonidos y sabores del país andino, también merodea el temor. La imagen de jóvenes delincuentes tomando un canal de televisión mientras se emitía en directo dio la vuelta al mundo hace unas semanas. Aunque los expositores defienden que esa secuencia no representa en absoluto el estado actual de las cosas, vender la marca Ecuador es un desafío que los operadores turísticos tienen que sortear en los cinco días de feria.
“Tenemos muchos visitantes viajando en este momento por Ecuador”, defiende Dante García, que abrió una agencia de viajes hace 12 años en el país bananero. “Además, el conflicto se concentra en puntos muy concretos”. A suelo ecuatoriano llegaron 1,14 millones de visitantes en 2023, la mitad de los que desembarcaron antes del confinamiento. El dato no está en línea con el buen ritmo del turismo global en 2023, cuando alcanzó el 88% de la actividad previa a la pandemia. Se estima que una de cada 11 personas en el mundo trabaja en esta actividad, una cifra al alza. En Ecuador, cerca de 600.000 familias están empleadas en esta rama de la economía.
“Lamentablemente, la viralización de videos con material violento ha generado una imagen muy negativa del país cuando no es así realmente”, explica Carla Cárdenas, subgerente del Hotel Le Parc en Quito. “Hace un momento me preguntaban unos turistas españoles si puedo salir de mi casa… ¡Claro que puedo! Yo trabajo presencialmente en el hotel y salgo a caminar todos los días”.
Alisson Atkinson, empresaria británica que opera una agencia en Londres, mantendrá el acuerdo con una empresa de turismo ecuatoriana con la que lleva trabajando más de 15 años. No le preocupa demasiado el problema de Ecuador porque, “lamentablemente”, son circunstancias habituales en Latinoamérica. “Perú afrontó graves problemas en las calles el año pasado y ahora el turismo se ha vuelto a levantar al mismo ritmo”.
Son las cinco de la tarde y al ambiente lo invade una ola de música folclórica que guía los pasos de un grupo de danzantes. Carlos Ramírez, integrante de la agrupación, cree que es un gran impulso que el presidente, Daniel Noboa, haya venido para la inauguración de la feria. “Es una muestra de que esta vez vamos en serio”. Fitur también ha sido pretexto para estrenar el nuevo diseño de la marca Ecuador, impulsada por el Ministerio de Turismo, que funcionará por los próximos años: “Ecuador, brilla auténticamente”. La decisión es respaldada por la mayoría de los operadores, aunque hay muestras de recelo: esperan que no la modifiquen a futuro, como ha pasado antes, y se pierda todo el trabajo realizado.
En 2001, la imagen del país se vendía bajo el eslogan “Ecuador en estado puro”. Luego, tras la llegada del Gobierno de Rafael Correa, pasó a ser “Ecuador ama la vida” y poco tiempo después “All you need is Ecuador” (Todo lo que necesitas es Ecuador). Cada cambio de logo y eslogan representaba una estrategia de marketing distinta para publicitar la oferta turística.
Cárdenas es tajante al respecto: “Lastimosamente, hasta ahora no ha existido continuidad en el concepto que Ecuador le quiere ofrecer al mundo. Cambiábamos de ministro y todo volvía a reiniciarse”. Considera necesario una ruta de trabajo que perdure en el tiempo, como lo han hecho Colombia, Perú, México, con buenos resultados. Este último país se sitúa como destino favorito de Latinoamérica, atrajo a más de 38 millones de turistas en 2023. “El manejo del turismo en Ecuador debería ser declarado una política pública para que sea inalterable”.
“Aunque tampoco podemos aspirar a ser un destino que reciba turismo masivo”, puntualiza Diego Escobar, director comercial de Condor Travel, una agencia con 30 años de experiencia en el sector. “Simplemente no estamos preparados. No somos Punta Cana o Cancún, donde hay mega hoteles con 3.000 habitaciones. Debemos buscar promover el ecoturismo y la sostenibilidad”, sostiene Escobar.
Retos más allá de la seguridad
Limpiar la imagen de inseguridad no es el único desafío de los expositores. “El ministerio no puede pensar solo en promocionar por lo alto el país, sino también en planificar la llegada de esos viajeros”, critica una trabajadora pública que prefiere no compartir su nombre. “Se necesita capacitar a los guías locales, digitalizar los servicios y mejorar el transporte por carretera. Además, es urgente invertir para mejorar la infraestructura. Es cierto que tenemos las cascadas y los lagos, pero no los suficientes restaurantes, centros médicos, y vías para garantizar una buena experiencia”.
Los últimos datos publicados por el Gobierno han sido una bocanada de aire para el sector, que en la segunda semana de enero llegó a perder el 50% de las reservas, según Cárdenas. En el marco de un plan llamado Fénix, el presidente desplegó soldados por las calles y reforzó el control de las cárceles para frenar la violencia. De momento parece haber dado resultado, la tasa de homicidios bajó de 40 a seis por día. “Volvimos al 60% de reservas en las últimas semanas y la inversión hotelera vuelve a ser fuerte”, esclarece la empresaria.
Cuando la música se apaga, un mar de aplausos se escucha en el estand. Milka Armijos, una estudiante de padres guayaquileños que ha llegado a Fitur, comparte que “la alegría del sitio es la viva imagen del Ecuador en sus mejores tiempos”.
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