El euríbor a 12 meses sigue al alza, y se estabiliza por encima de la barrera psicológica del 4% en su media mensual, una cifra que superó en junio y que no se veía desde noviembre de 2008. El indicador con el que se calculan la mayoría de hipotecas variables en España se ha situado en el 4,149%, y encarece así las hipotecas que se recalculen ahora en torno a un 36%. Con el dato confirmado de julio, el indicador sufre un ligero repunte, después de haber marcado su nivel más bajo del año en un junio influenciado por el efecto base: como hace 12 meses el índice ya crecía con fuerza, la comparación anual era más benigna.
Para un préstamo hipotecario medio —145.510 euros a pagar en 24 años, según los datos del INE para 2022— con un interés de euríbor más un punto, el actual indicador implicaría pagar 227,1 euros más al mes. Esto es, un 35,7% más. De una letra de 636 euros un año atrás, se pasaría ahora a más de 863 euros, según cálculos realizados por EL PAÍS y descontando la parte de préstamo amortizada. En un año eso supone un esfuerzo adicional de más de 2.725 euros al año.
Aunque los titulares de las hipotecas variables que se vean renovadas ahora vayan a sufrir un importante golpe a sus finanzas, el euríbor da señales de moderación: a principios de año, las subidas medias fueron de más de 260 euros mensuales, con un pico de 270 euros en marzo: las hipotecas variables que se revisaron con el euríbor de ese mes se encarecieron más de un 50%.
Sin embargo, las fuertes subidas experimentadas a principios de año ya parecen cosas del pasado: tanto las variaciones anuales como las mensuales se han ido moderando, con un ligero repunte en los dos últimos meses, y la tasa diaria apunta a que ese techo ya es cosa del pasado: estos dos últimos días de julio ha bajado 0,76 puntos, hasta mínimos mensuales.
Estas variaciones del índice hipotecario no se explican sin las subidas de tipos que ha efectuado el Banco Central Europeo (BCE) en los últimos 12 meses, y que han llevado el precio del dinero en la eurozona hasta el 4,25%. El euríbor, aunque no tiene por qué ser necesariamente así, se mueve en sintonía con la política monetaria del BCE, al reflejar el interés al que una serie de bancos de la zona euro están dispuestos a prestar dinero.
Con todo, tras pasar de tipos negativos en marzo de 2022 a un interés medio mensual del 4,15%, los titulares de hipotecas variables comienzan a atisbar un rayo de luz: si bien la institución dirigida por Christine Lagarde volvió a encarecer el precio del dinero la semana pasada, los mercados barruntan que esta haya sido la última subida del rally más agresivo que ha realizado el BCE en su historia. De ser así, daría por lo menos un respiro a los hipotecados, que dejarían de ver cómo los intereses se disparan mes a mes.
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